Ir al contenido principal

Els van Poppel: a la libertad por el teatro I Parte






Els van Poppel –una amazona pelirroja, teatrista hasta los tuétanos– es una directora teatral con 25 años de trayectoria. Graduada en Arte Dramático, con la especialidad en Dirección Escénica, por la Escuela Superior de Arte Dramático de Ámsterdam, Holanda, Els llegó a Nicaragua en la década de los 80, para muchos la época de oro de la cultura nicaragüense. Desde entonces, pese a las adversidades, no ha dejado de promover el teatro, pues coincide con el poeta y dramaturgo español Federico García Lorca (1898-1936), quien dijo que “un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo”. Ella cree que “Nicaragua tiene mucha alma” y que las artes escénicas no pueden faltar, cueste lo que cueste.

Pomposamente bautizada según la tradición de su país de origen como Els Petronella Johanna Theodora María, nació el 23 de agosto de 1950 en el pequeño pueblo de Etten-Leur (Groot Zundert), cuna del irrefrenable Vincent van Gogh (1853-1890), pintor de soles embriagados y estrellas hechas torbellinos... Es la única mujer y quinta de un total de siete hijos procreados por el matrimonio conformado por Cornelius y Petronila van Poppel.

Un ambiente propicio

En Nicaragua Els ha dirigido numerosas y exitosas obras de teatro que recogen, como señaló García Lorca, “el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas”, pues de no ser así, el teatro no tendría derecho a este nombre sino que debería llamarse sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama “matar el tiempo”.

Es directora-fundadora del Movimiento de Teatro Popular (MOVITEP) y Vicepresidenta y cofundadora –junto a la actriz y directora teatral de origen mexicano Lucero Millán– del Festival de Teatro Monólogos, diálogos y más, que anualmente se celebra en nuestro país desde 1994.

Su interés por el teatro surgió cuando, siendo todavía muy niña, presenció innumerables veladas familiares. “En las tertulias mi padre y sus amigos primero tomaban cerveza y luego comenzaban a imitar a personajes del pueblo, como al pastor de la iglesia, el secretario del pueblo, el empresario más grande del pueblo, entre otros. Así empezaban a tejer historias que ellos mismos inventaban. Entre más cerveza tomaban más historias creaban y entre reuniones y reuniones crecía mi interés por el teatro.”.

“Mi madre, quien en ese tiempo tocaba muy bien el piano y era parte del coro de la iglesia, nos cultivó desde muy niños a mis hermanos y a mí el amor por el arte. Ella se preciaba por ser persona con un exquisito gusto y amor por las artes. Siempre que podía nos llevaba a ver las grandes obras de teatro y nos hacía leer infinidades de obras literarias y a escuchar mucha música clásica”.

Persiguiendo la vocación

“Estando en la secundaria, con mis amigas vecinas y del colegio hice varias obras de teatro para la familia y para los amigos de nuestros padres. Pero lo que más me impulsó a elegir este camino fue mi amor al arte, a la creación de cosas con la imaginación. Descubrí que con ella podía plasmar y comunicar algo de una forma interesante, crear un mundo en lo cual se puede abstraer, se puede hacer uso de la estética, de la provocación, magia y poesía. Empecé a leer literatura dramática porque estaba bastante convencida de que eso es lo que quería hacer, pero cuando les dije a mis padres que quería estudiar Arte Dramático me dijeron que no, que el teatro podía ser un bonito hobby, pero no una carrera”.

“Mis padres querían que yo, una vez terminada la secundaria, ingresara a estudiar secretariado. Entonces, muy a pesar mío, estudié en Inglaterra el idioma inglés y medio año de secretariado, luego hice medio año más de estudio técnico de secretariado y el idioma francés y alemán en Francia. Después conseguí un trabajo de secretaria y con mi salario pagué mi carrera de Arte Dramático. Mi padre ya no intervino con mi decisión porque era mi dinero”.

“Mi padre fue duro conmigo, muy diferente de cómo lo fue con mis hermanos varones, quienes se dieron el lujo de estudiar lo que querían e incluso cambiar de carrera o dejar el año. Sin embargo, le estoy muy agradecida, porque este curso de secretariado me sirvió para toda mi vida. Además, llegué a dominar tres idiomas”.

“En Holanda el arte dramático se estudia de una manera seria, profesional. Las clases son de lunes a viernes; dura cuatro años, como cualquier otra carrera. En los dos primeros años el alumno estudia mucha teoría acompañada, por supuesto, de su respectiva práctica y en los dos restantes, opta por especializarse en actuación, dirección, docencia, montaje”.

“Me decidí por la dirección porque brinda un involucramiento en el arte dramático bien amplio. El director decide cómo debe ser la escenografía, el juego de luces, la actuación de los personajes, sacar de los actores el jugo con que formar el personaje, muchas veces ellos mismos ni saben que lo pueden hacer, la música, colores…. todo”.


Els van Poppel: a la libertad por el teatro II Parte



Quería hacer una revolución en Holanda

¿En qué año se vino a Nicaragua y qué la trajo a nuestro país?

Como estaba vinculada en Holanda a un movimiento político que se solidarizaba con el pueblo nicaragüense, llegué a Nicaragua en 1982, con la intensión de permanecer un año para ver cómo estaba organizada la revolución en los barrios y luego, a través de nuestro movimiento político, organizar una revolución en Holanda. Sin embargo, no contaba con que durante mi estadía me iba a enamorar de este hermoso país, de su gente, de la revolución, de su teatro... Al final terminé quedándome en Nicaragua. Llevo aquí 25 años y me siento muy feliz y contenta.

¿Qué tan difícil le resultó integrase al ambiente artístico en Nicaragua?

Al principio fue muy duro porque llegué sin contar con una carta extendida por el comité político en solidaridad con Nicaragua y eso me dificultó un poco las cosas a la hora de solicitar trabajo en el Ministerio de Cultura y en otros lugares. Pero después de un tiempo, una amiga médica holandesa que conocí estando aquí me recomendó con el movimiento político guatemalteco que apoyaba a muchos refugiados extranjeros.
Con este movimiento trabajé con adultos y jóvenes aficionados al teatro y con teatristas guatemaltecos brindando talleres de expresión corporal y dirección de teatro. Luego que logré proyectarme profesionalmente no tuve problema para encontrar trabajo y que valoraran mi talento.

¿Cuál fue la primera obra que dirigió en Nicaragua?

Mi primer trabajo como directora lo realicé en el Centro de Protección de Niños y Héroes y Mártires del Bocay que estaba ubicado en el 7 Sur. No recuerdo el nombre de la obra, sólo sé que era una fábula de animales representando la revolución. En esta obra trabajé con muchachas entre 16 y 19 años que durante su infancia fueron víctimas de maltrato, abuso sexual, prostitución, etcétera, y el centro las apoyaba en su recuperación, ellas incluso vivían allí. La directora a cargo del centro, Yalila, comprendía muy bien que el teatro podía ser usado como un instrumento para hacer aflorar los sentimientos guardados que tenían estas muchachas, así como crearles un gusto por el arte, desarrollarles su creatividad y sacarlas de ese mundo triste en que vivían.

¿Cómo se vinculó al Festival de Teatro Monólogos, Diálogos y Más?

Desde un inicio me preguntaron si quería ser parte del comité organizador de este evento, que al inicio se llamaba Festival de Monólogos. Acepté de inmediato porque la idea me pareció excelente. Surgió en 1994 por iniciativa de la organización española CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), que promueve el teatro en todos los países de América Latina.
En esa época estábamos a cargo de la organización cinco personas, pero, debido al ritmo de nuestras ocupaciones profesionales y personales, hemos quedado a cargo del festival únicamente Lucero Millán y yo.

Intelectuales menosprecian el teatro

¿El teatro nicaragüense ha ido evolucionando?

Ha evolucionado mucho y ha dejado atrás el sociodrama de los años 80 como única forma para representar una historia. El teatro hoy en día está aglutinando a otras artes como la pintura, la música, etcétera, para presentar la propuesta escénica de una manera estética, novedosa e impactante.
Con esto no quiero decir que tenemos un teatro de muy elevada calidad. Eso se debe al poco apoyo que el Estado y los propios nicaragüenses le han brindado hasta ahora a este arte. Estamos tan mal que solamente contamos con una escuela de teatro y se imparten clases únicamente tres mañanas por semana. Esto no es lo recomendable, porque el estudio de teatro debe ser serio, de años y de mucha dedicación. Por falta de apoyo al arte dramático los actores y actrices tienen que buscar medios económicos en otro trabajo y es allí donde descuidan el ensayo y la calidad de sus personajes.
Me duele decir esto pero el teatro es el arte menos apreciado en Nicaragua. Por ejemplo, si Luis Enrique Mejía Godoy canta una canción sobre la María, que es un tema social, el público nicaragüense lo recibe como un éxito total; asisten a cada uno de sus conciertos y compran sus discos. Pero si un grupo de teatro monta una obra de teatro con ese mismo tema social u otro, nadie viene a ver la obra: ni ciudadanos comunes, ni intelectuales, ni los mismos artistas, poetas o escritores. Es en los barrios y las comunidades donde aprecian nuestro trabajo artístico.

Los periodistas tampoco van al teatro y por eso no saben nada de él. Recuerdo que Edwin Sánchez escribió en su reseña sobre la película llamada Libertad que “el cine puede dar ese salto que el teatro todavía no alcanza”. Esa frase me chocó, porque nunca he visto a Edwin Sánchez en una presentación teatral.

Mucho arte pero poca divulgación

Según su criterio, ¿cuál sería la forma idónea para desarrollar el teatro en nuestro país?

En todas las artes hace falta mucha capacitación, más intercambio con otros países, escuelas con buenos y exigentes profesores. 

Debe haber más publicidad y un mayor interés por parte de los medios de comunicación, un teatrista no debería ir al periódico para decir: “Por favor, publíquenme un artículo con foto”; es lo que hacemos todos, pero es humillante. Los periodistas deberían ir a buscar a los artistas. ¡Hay tanta cultura aquí en el país, tanto trabajo artístico que nunca aparece en los periódicos ni en la televisión o la radio!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Imagenes para despejarnos

Estas son imagenes de madre Naturaleza que nos transportan a un ambiente de paz y armonia. Espero las disfruten. De Imagenes para despejarse De Imagenes para despejarse Escuchen está buenisima. Les dejo otra para que se prendan un poco.

Para las Madres en su Día

Este video es un bonito presente para todas las madres, en especial lo dedico a mi madre Narcisa Bonilla.